Entrevista Ernesto Chacón Oribe sobre su libro “La danza de los invisibles”
“Además de bailarines somos personas”
(Por Valeria N. Bula)
“Un bailarín o bailarina tiene derecho a tener una vida, porque somos bailarines pero también somos personas”, expresa Ernesto Chacón Oribe, bailarín, coreógrafo, y escritor de la novela, “La danza de los Invisibles”, una ficción basada en hechos reales.
Graduado de la carrera de danza del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, bailarín durante nueve años del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín y co creador de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea (CNDC), junto a los bailarines despedidos del San Martín en 2007, (la compañía hoy la componen 21 bailarines, 11 mujeres y 10 varones, dos asistentes, nueve técnicos, sonidistas, utileros, vestuaristas, vestidora, iluminador, dos directores y tres administrativos). Actualmente cuatro de los bailarines fundadores siguen formando la compañía: Victoria Hidalgo, Ernesto Chacón Oribe, Bettina Quintá (o Betty, hoy su esposa) y Pablo Fermani. Pero el camino para la creación de la CNDC no fue fácil. En esta novela, Chacón Oribe, decide visibilizar su historia y lo vivido durante todos sus años como profesional de la danza y por sobre todo su lucha por conseguir derechos como trabajador de la danza y como persona.
Imagen de Facebook de Ernesto Chacón Oribe. Compañía Nacional de Danza Contemporánea. Argentina.
Lo que motivó la lucha fueron varios accidentes de trabajo no atendidos que se produjeron cuando era bailarín contratado del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, y la gota que rebalsó el vaso fue cuando los directivos y coreógrafos del San Martín se hicieron los desentendidos, como describe Ernesto en su libro, tras una caída en un ensayo (en el teatro) y quebradura del tabique de una de las bailarinas, Victoria Hidalgo. Allí se dieron cuenta de los pocos derechos que tenían. “Antes hubieron otros accidentes pero recién ahí accionamos, fue tan gráfico, el ruido del hueso quebrándose no me lo olvido más, lo presenciamos, lo vivimos y lo vimos todos los presentes”. Es aquí que descubren que no tenían ART, ni seguro, ni obra social, “En ese contexto sos bailarín y nada más, nosotros en ese momento no sabíamos lo que era una ART”.
Tras varias charlas junto a sus compañeros preocupados por lo sucedido deciden organizarse y reclamar una ART y una obra social, entonces fueron despedidos (Ernesto junto a Betina Quintá, Silvina Cortes, Jack Syzard, Ariel Caramés, Ana Clara Gossweiler y Guillermo González Sevilla).
Imagen de Facebook de Ernesto Chacón Oribe. Compañía Nacional de Danza Contemporánea. Argentina.
Eran los únicos trabajadores de todo el teatro (junto a los titiriteros) que no tenían ART, en este mismo contexto descubren entonces que «el ballet solo existía de hecho y no de derecho por lo que no teníamos ningún derecho en absoluto, éramos bailarines efímeros reemplazables”.
“Cuando sos jovencito lo único que querés es bailar no importa cómo, hasta a veces pagás para bailar, además formar parte de esa compañía era de mucho prestigio el mismo Wainrot nos lo decía que la compañía tenía como una mística y que si nosotros nos íbamos había 200 bailarines esperando para reemplazarnos”. Pero, cuando “sos más grande y empezás a tener esta conciencia y que tenés una familia y ves que no tenés asignación familiar o necesitas licencia para tu hijo que está enfermo o las embarazadas para el momento de la lactancia y te das cuenta pero también puede pasar que como empezás a ser más grande también y corres más riesgo de que te despidan y entonces tampoco a veces hablas”.
De hecho no era la primera vez que hubo despidos, años antes ya habían despedido “a dos bailarinas increíbles, Laura Cuccetti y Mariela Alarcón que eran más grandes que nosotros y sobretodo que habían tenido hijos y la despidieron prometiéndoles ser maestras del Taller de Danza Contemporánea, cosa que nunca pasó”.
¿Cómo fue el proceso de escritura del libro?
-Primero escribí la novela sin ayuda porque no quería sentirme influenciado pero al mismo tiempo sabía que en algún momento iba a necesitar corrección. Una vez la novela terminada busqué al escritor Luis Mey. Con Mey nos juntábamos una vez por semana e íbamos leyendo y corrigiendo capítulo por capítulo. Yo me lo tomé como una novela escuela, dije bueno esto es lo que hice sin ayuda pero ahora vengo a aprender a mejorarlo porque nunca había escrito una novela antes. Los hechos reales se describen tal cual, solo fueron inventados y creados los diálogos de la vida cotidiana para unir una historia real con otra. Hay diálogos pensados para la novela, uno en la cotidianidad no habla de manera tan perfecta que hace que la historia avance.
En la novela hay algunos personajes ficticios también que yo tuve que inventar o confluir varios personajes para que la novela fluya mejor porque un lector no puede identificarse con tantos personajes. Hay personajes que son fusión de varias personas, por ejemplo el personaje de Cecilia que es la suma de varias personas o acciones que no estuvieron buenas y necesitaba que estuviesen en la novela.
Imagen: Cortesía, Ernesto Chacón Oribe.
¿Cómo hiciste para reconstituir los hechos?
-Primero, lo que vivimos fue un momento muy fuerte para nosotros, y tanto Betty (Quintá) como yo, como muchos de los compañeros, lo tenemos grabada en la memoria y es muy fuerte. Después, además, tenía varios cuadernos con papelitos sueltos guardados y eso me ayudó a reconstituir y a rememorar cosas. Estos papelitos surgieron de las reuniones que iba anotando para acordarme de lo que le tenía que responder a tal o cual persona cuando llegase mi turno.
¿Le preguntaste a Betty o a tus compañeros también sobre ciertos hechos o memorias?
-Sí, hay cosas que le pregunté a Betty o a los chicos que también de un mismo hecho cada uno tiene su propia versión. Luego apelé a mis propios recuerdos que ya te digo es algo que además todo el tiempo lo vamos rememorando, o nos hacen una entrevista o a veces en las reuniones de la compañía damos el ejemplo de lo que pasó en ese momento entonces uno lo va recreando y no va dejando que eso se olvide.
¿Qué escenas son más de ficción?
-Lo que tuve que inventar son las escenas más cotidianas que sirvieron de nexo entre una cosa real que fue increíble y la otra, por ejemplo el hecho de haber estado en los premios Clarín en una terna con esos bailarines hasta estaba Julio Bocca, y que lo termine ganando yo, sucedió. El corte de luz el día del estreno cuando estaba ya despedido, y lo pude abordar al ministro y la que me llevara el apunte fuera su señora, también sucedió. Incluso cuando terminó la reunión improvisada en ese ascensor yo levanto la mano sin querer y se prendió la luz y el ministro habrá pensado que era una especie de señal quizás pero nunca nos enteramos en realidad por qué se había cortado la luz pero todo se dio de manera tal que fue como mágico.
“En la novela no llego a decirlo explícitamente pero cuando ocurrió el conflicto de los despidos en el Teatro San Martín en 2007, nosotros recorríamos todo el teatro hablando con todas las secciones, zapatería, peluquería, los bomberos, utilería”. En esa oportunidad, sigue Ernesto, por primera vez conocieron a sus compañeros de otras áreas así como sus lugares de trabajo, “porque cada uno estaba encerrado en su lugar de trabajo haciendo sus laburos”, y no había interacción, por ejemplo con los de escenografía nunca los habían conocido y “ellos hacían nuestras escenografías, ellos las ponían y se iban y después llegábamos nosotros y ensayábamos y hacíamos la función y nunca nos cruzábamos”.
El bailarín cuenta como siempre tuvieron el apoyo de todos los trabajadores del teatro en esa oportunidad y se solidarizaron con su causa tras haber sido despedidos sin derechos, “conocimos lo que en nueve años de trabajo no habíamos conocido”.
Imagen: Cortesía, Ernesto Chacón Oribe.
¿Cómo era posible que los bailarines que son los más propensos a tener lesiones no tengan ART por ejemplo?
-Es que la ART no viene sola viene con otros derechos o debería venir con otros derechos y lo que en ese momento se quería era tener bailarines descartables que no tengan derechos, poder explotarlos en su edad fértil y después poder echarlos de manera fácil, es mucho más fácil echar a un contratado que alguien que ha adquirido derechos a lo largo de los años. Acá teníamos contrato anual pero teníamos una exclusividad que nosotros solo podíamos bailar en el San Martín y no podíamos dictar clase ni bailar en una compañía independiente. Una exclusividad que no la pagaban además, porque no era que nuestro sueldo era híper bueno.
Me llamó la atención la escena que entraste a hablar con el director a su oficina un tanto particular, en ese momento cuando decís director ¿a quien te referías?
-El personaje del director es una fusión mía entre personas que sí existen más otros personajes que servían para la novela porque mi intención no fue escrachar. De hecho, al director no le pongo nombre y apellido, por varias razones, primero para no escrachar a nadie porque no es la intención de la novela, sino que la intención es denunciar lo que sucedió y visibilizar lo que pasó y lo que se logró y de alguna manera al no ponerle el nombre al director, el lector que lo lea le puede poner el nombre y la cara que quiera. Le pongo nombre real a las personas que hicieron un buen aporte.
Me impresionó tu relación con tu papá y como te impulsó como artista y su similitud de vivencias, los dos en el mismo teatro.
-Esa anécdota de mi viejo sucedió en la realidad siempre de chicos nos contaba de cuando entró por primera vez al Teatro San Martin cuando había ido a un torneo de Ajedrez porque él era fanático del ajedrez y fue tal cual yo lo pongo en la anécdota, que a él lo hacen entrar como si fuera un trabajador del San Martin, como iluminador y en vez de ir a la cabina lo sientan en la platea y cuando se corta la luz porque a él en esa oportunidad también se le cortó la luz, entonces él trataba de hundirse en la butaca para que nadie lo vea: -“porque si alguien me pide que arregle la luz yo no voy a saber”, decía y nos reíamos mucho en familia con esa anécdota. Digo que loco que fue ahí en el San Martin, esto lo tengo que poner en la novela.
¿Cómo definirías a la Compañía Nacional de danza contemporánea hoy?
-Es una compañía de bailarines trabajadores con conciencia laboral. Realmente estamos preocupados y ocupados en lo artístico, pero sin dejar de preocuparnos y ocuparnos de las cuestiones laborales, estamos muy atentos al tema de los derechos. Cuando viene un maestro estamos muy atentos a que un maestro cobre, a veces cuando eso no sucede por temas administrativos, nuestros delegados se ocupan de preguntar a ver qué pasa. Mientras que en el San Martín me acuerdo que si venía un maestro nosotros nunca nos enteramos si cobraba o no, era un maestro que venía nos daba la clase y punto, lo mismo con los coreógrafos nunca nos enterábamos de nada. Acá hay como una preocupación para que todos estén bien. Hay conciencia laboral.
Imagen: Cortesía, Ernesto Chacón Oribe.
¿Se te pasó por la cabeza retirarte como bailarín?
Justo se me había pasado por la cabeza dejar de bailar porque me dolía todo el cuerpo, mi cuerpo no era lo mismo que a los veinte y con lo de la pandemia nos afectó mucho, había fallecido el papá de Betty, fue todo muy traumático pero salió este viaje a bailar con el ballet a la Antártida invitados por el gobierno anterior”. Este viaje se hace en el marco del programa organizado para llevar organismos culturales con eventos a lugares que normalmente no se llega, que se llamaba: “Cultura es soberanía”. Las dos compañías argentinas: La Compañía Nacional de Danza Contemporánea y el Ballet Folclórico Nacional fueron los primeros ballets profesionales en hacer una función en la Antártida a nivel mundial.
Se hizo un acuerdo con el comando Antártico para llevar música y danza a las bases argentinas, “Argentina es la que mayor cantidad de bases tiene en la Antártida, son como 12 o 14 bases. Nos tocó a nosotros inaugurar ese programa, fuimos a la Base Marambio cuatro bailarines del ballet folclórico y cuatro de la CNDC que nos fusionamos en una coreografía única de danza folclórica contemporánea creada para ese evento con música folclórica de Santalaolla y coreografía nuestra, sobretodo de Hernán Nocioni. Era la primera vez que la danza profesional llegaba a la Antártida! Todo un hito: En las bases sí se arman peñas, la gente baila se divierte pero la danza profesional nunca había llegado a ese continente. Esta función yo me la tomé como una despedida”. De hecho, en 2022 se había comunicado –se explaya- con la directora de la compañía, Margarita Fernández, para ver si podía hacer algo más administrativo e ir retirándose de a poco pero salió este “proyecto increíble”.
Lo de retirarse tenía que esperar porque el destino le preparaba dos lindas experiencias que no lo dejaría alejarse de las tablas, así en su vuelta a Buenos Aires se presenta y gana el primer premio en un concurso sobre relatos de la Antártida organizado por la UPCN, con su relato: “Cuando llegué, apenas lo conocía…” adonde cuenta su experiencia en la Antártida un mes antes. Y por el otro, la coreógrafa canadiense, Andréane Leclerc, monta La forêt y nos incluye en su obra que era toda improvisada y duraba cuatro horas.
La Asociación de Trabajadores de la Danza (AATDa, asociación de carácter gremial) y el sindicato
En agosto hubo elecciones para elegir la lista que ocupara el puesto de dirigente sindical del primer sindicato de danza, aprobado por el ministerio de trabajo en 2023. Ernesto Chacón Oribe integra la lista Magenta que lo que proponen “es un presupuesto realista que pueda llevar a cabo el Instituto Nacional de Danza, cuyos fondos exclusivos para todas las danzas se destinarán para subsidiar proyectos de danza”, como el Fondo Nacional de las Artes pero solo para todas las danzas.
¿Cómo comenzaron con la idea de tener un sindicato de danza?
-La línea histórica viene desde el 2015 y presentamos el proyecto al Ministerio de Trabajo, para la inscripción había que presentar los recibos de sueldo de una cantidad importante de bailarines y nosotros fuimos parte de los que presentamos nuestros recibos de sueldo, que somos los que estábamos en blanco. De alguna manera siempre hemos militado todo esto. Las bailarinas que realmente le han puesto el pecho a todo el tema del sindicato durante todos estos años son básicamente todas las bailarinas que formaron la lista nuestra, Magenta, y algunas de las bailarinas que también estaban en la otra lista que se formó después.
Pero ya te digo es una lucha que yo también la cuento en paralelo con todo lo que se cuenta en la novela. De hecho hay un capitulo en la novela de cuando hay un conflicto cuando él va a dar clases a este estudio de danza, la maestra de danza le dice: -“nos estamos empezando a juntar para trabajar sobre la Ley Nacional de Danza. En ese momento también se comenzó a ver la necesidad de un sindicato, se crearon nuevos ballets, el de Misiones, el del Chaco, fue como un cambio de época ese momento.
¿Qué es lo que propone Magenta línea histórica?
Magenta la línea histórica contempla un presupuesto que hace viable la implementación de la Ley Nacional de Danza, con un presupuesto determinado y pensado que haga viable y que impulse todas las propuestas, si sale las cosas se pueden hacer, como por ejemplo el Instituto Nacional de danza, con sueldos para directores, bailarines, administrativos, etc, todo bien pautado.
Nuestras propuestas tienen que ver lo que tiene que hacer un sindicato y entre todas esas propuestas es impulsar la Ley Nacional de Danza: Esa ley necesita una financiación que el proyecto del Movimiento Federal (el otro movimiento) no contempla. Es más fácil que salga la ley del proyecto federal que no tiene un presupuesto abultado que es más fácil de votar, pero si sale esa ley y no podes hacer nada porque no tenés presupuesto no se puede avanzar. La otra lista propone que el dinero salga del bolsillo de los bailarines y al Estado le va a convenir aprobar este proyecto, que el mayor esfuerzo salga de los bailarines y desligarse del presupuesto. Es más factible que aprueben ese proyecto y no el otro que es el que verdaderamente funciona.
Imagen: Cortesía, Ernesto Chacón Oribe.
¿Cómo ves el tema de la jubilación de los bailarines?
– Para esto sí es importante tener un sindicato que sea representante del sector y que habilite las charlas con senadores y diputados, para crear un proyecto de ley porque tenemos un gran problema aquí, tenemos por un lado los bailarines que trabajamos dentro del Estado, los bailarines del Colón, nosotros (CNDC), el Ballet Folclórico Nacional, somos gente que todos los meses recibimos un sueldo, no somos estables porque para ser estables tenemos que hacer concurso pero estamos trabajando para ello.
Pero tenemos un sueldo todos los meses de los cuales se puede hacer un cálculo, para ver cuánto nos descuentan de nuestro sueldo para la jubilación, quizás tenemos que hacer un mayor aporte para poder jubilarnos antes. Ahora hay otros bailarines de la danza independiente que hacen el mismo laburo que nosotros, que tienen lesiones, el mismo riesgo físico, el mismo desgaste, pero no tienen un sueldo constante y un mismo sueldo cada mes. A veces es difícil justificar ese trabajo porque están en negro. Por eso es importante un sindicato que exija un mínimo de condiciones laborales. A veces terminan ensayando en lugares que decís dios mío, terminas enfermo, a veces somos nosotros mismos los que contratamos al mismo tiempo somos patronales y contratados. Por ejemplo un par de amigos se juntan para armar una obra. Todo esto hay que regularizarlo.
Y continua: “Es todo por armar porque está tan enquistada la informalidad en nuestra tarea que es muy difícil también desarmar todo eso. De repente los estudios de danza pueden comenzar a quejarse porque a ellos les cuesta contratar, hay grandes estudios que podrían contratar a sus maestros y darles una ART, etc y hay otros estudios que se montan en el garaje de una casa”.
Imagen: Cortesía, Ernesto Chacón Oribe.
Esos estudios pequeños también son importantes porque son como un primer acercamiento a la danza, son como un semillero.
-En ese sentido es necesarios esos estudios pequeños porque es adonde se forman bailarines que dan sus primeros pasos en la danza, en esos estudios también se formaron primeros bailarines.
Luego de esos primeros acercamientos deberían haber más lugares para bailar.
Por eso es muy importante el rol de las provincias o municipalidades para la creación de mayor cantidad de ballets: de folclore, contemporáneo, de clásico, etc, para poder insertar a esos bailarines formados. La verdad que es apasionante porque es todo por hacer.
¿Quién puede afiliarse al sindicato de danza y cómo?
Se puede afiliar en cualquier momento todo aquel que acredite trabajar de bailarín/a, aunque trabaje de otra cosa en paralelo, que generalmente pasa que sos mozo en un restaurant pero sos bailarín o sos maestro de danza.
¿Cómo demostrás que sos profesional de la danza?
Hay distintas formas: si tenés un contrato vigente en blanco por supuesto eso es una prueba. O si tenés una carga horaria en un estudio de danza, presentas la carga horaria por ejemplo. Es bastante amplio, como no todos tienen la suerte de trabajar en blanco existen diferentes formas de demostrarlo, hay gente que trabaja en el festival de la vendimia una vez al año y después el resto del año labura de mozo, eso te acredita igual.
La novela “La danza de los invisibles” de Ernesto Chacón Oribe puede encontrarse en Argentina en librerías, o a través de Mercado Libre o solicitándola a la editorial cuyo instagram es @segundaenpapeleditora. En el resto del mundo se puede encontrar por Amazon.